RUAH, conoce y vive al Espíritu Santo

Ruah. Tradición

El Espíritu Santo, pedagogo de la identidad filiar en los Padres de la Iglesia
– Atanasio en la Epistola a Serapión I y III
– Basilio de Cesárea en el tratado De Spiritu Sancto
– Ireno de Lyon en Adversus Haereses

Fuente: Villosio, Pablo Andrés (2022) El Bautismo en el Espíritu Santo: gracia eclesial del Espíritu en la comprensión de nuestra identidad de hijos, según la Renovación Carismática Católica. Universidad Católica de Córdoba [Tesis de Maestría].

El sacramento del bautismo y el Espíritu Santo en la Tradición

La palabra “Didaché” proviene del griego y significa “enseñanza”. Por lo tanto, el título completo de la obra es “La instrucción del Señor a los gentiles por medio de los doce apóstoles”, o de forma más resumida, “Instrucciones de los apóstoles”. Este documento es considerado uno de los más importantes de la Iglesia primitiva y pertenece al grupo de escritos de los Padres Apostólicos. Aunque la fecha exacta de su composición no se conoce, algunos autores opinan que fue escrito aproximadamente entre los años 50 y 70, mientras que otros lo sitúan entre comienzos y mediados del siglo II.

El texto de la Didaché contiene información de gran interés apologético, ya que describe las prácticas católicas de bautismo, tanto por inmersión como por infusión:

“Acerca del bautismo, bautizad de esta manera: Dichas con anterioridad todas estas cosas, bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo en agua viva [corriente]. Si no tienes agua viva, bautiza con otra agua; si no puedes hacerlo con agua fría, hazlo con caliente. Si no tuvieres una ni otra, derrama agua en la cabeza tres veces en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Antes del bautismo, ayunen el bautizante y el bautizando y algunos otros que puedan. Al bautizando, empero, le mandarás ayunar uno o dos días antes.” (Didaché 7,1-4)

Esto es relevante porque algunas denominaciones protestantes han sostenido que solo es válido el bautismo por inmersión, argumentando que la palabra “bautismo” es una romanización (bapto o baptizo) que significa “lavar” o “sumergir”, lo que implicaría que la forma de bautizar debe ser de esa manera. Sin embargo, el texto de la Didaché demuestra que para los primeros cristianos, el significado de la palabra no establecía una manera fija para la administración del sacramento, y que podía variar según las circunstancias.

Además, el texto de la Didaché arroja luz sobre la antigua polémica relacionada con la fórmula bautismal, es decir, si en la Iglesia primitiva se bautizaba solo en el nombre de Jesús, como se menciona en Hechos 2,38; 8,16; 10,48; 19,5, o en nombre de la Trinidad, como Jesús ordena en Mateo 28,19. La Didaché hace referencia al bautismo en nombre del Señor (Didaché 9), pero al indicar las palabras a utilizar al momento de bautizar, se dice que debe hacerse en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu (“vitae spiritualis ianua“) y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión (cf Concilio de Florencia: DS 1314; CIC, can 204,1; 849; CCEO 675,1): Baptismus est sacramentum regenerationis per aquam in verbo” (“El bautismo es el sacramento del nuevo nacimiento por el agua y la palabra”: Catecismo Romano 2,2,5).

Fuente:

  • Didajé o Didaché Pdf en castellaño.
  • Numeral 1235 Catecismo de la Iglesia Católica
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